A la tradición montisonense más singular se la conoce como “El Bautizo del Alcalde”. Se reedita cada año el 4 de diciembre, festividad de Santa Bárbara, patrona de la ciudad, y consiste en el lanzamiento de castañas y golosinas desde los balcones del Ayuntamiento a la muchedumbre congregada en la plaza Mayor. Hasta bien adelantado el siglo XX también caía alguna peseta. Los encargados de lanzar los regalos son los concejales, las Zagalas y Zagaletas, algunos invitados...
El 4 de diciembre de 1643, las tropas castellanas reconquistaron el castillo de Monzón que estaba en poder del ejército francés desde el 19 de mayo de 1642 (Guerra de Secesión), y por este motivo Santa Bárbara es patrona de la ciudad. Hasta aquí, la historia. A renglón seguido, la leyenda cuenta que la población decidió nombrar alcalde, y que la mayoría se pronunció a favor de un hombre recto, cabal... y mozárabe. La confesión religiosa del electo era un inconveniente, y el conflicto se solucionó cuando aceptó la conversión al cristianismo. Fue bautizado y la ciudad estalló en una fiesta, y desde los balcones del Ayuntamiento cayeron castañas y dulces...
Y así hasta hoy.
ROMERIA A LA ERMITA DE LA ALEGRIA:
El Lunes de Pascua es día grande en Monzón. Desde el punto de vista festivo, el segundo en importancia después del 21 de septiembre, festividad de San Mateo, el patrón “popular y oficioso” de la ciudad. El cerro de Lascellas, a dos kilómetros de la ciudad bajando por la carretera que lleva a Pueyo de Santa Cruz, está coronado por la ermita de la Virgen de la Alegría, y aquí confluyen miles de romeros en una jornada en la que se dan la mano sentimientos religiosos y ánimos de diversión.
Antaño, los romeros caminaban u ocupaban plaza en carros engalanados (siempre bien provistos de vino y viandas). Luego, los tractores relevaron a las caballerías; y en la actualidad, los automóviles han desplazado a cualquier otro medio de locomoción. Las horas festivas y de comida campestre se han visto notablemente recortadas por la prohibición de hacer fuego al aire libre (las parrillas llenas de costillas y longaniza han desaparecido porque lo han hecho las hogueras). Así, la romería es matinal para la mayor parte de la población, y vespertina para los enfermos y quienes no desean el bullicio de las charangas y las botas de vino.
En la capilla de la ermita se celebran tres misas (a las nueve, a las doce y a las seis de la tarde), y la tradición impone pasar por el camarín de la Virgen para besar su manto. Fuera, los peñistas reparten roscón de Monzón y vino, un grupo folklórico canta y baila, y los montisonenses residentes en ciudades alejadas no paran de saludar a viejos amigos. Cualquiera con orígenes en el lugar, a nada que puede, hace hueco para estar el Lunes de Pascua en Monzón y subir a la ermita. Arriba, unos dan muestra de su devoción y otros se entregan al esparcimiento. Y juntos están.
SAN MATEO, FIESTA MAYOR:
Las fiestas mayores de San Mateo tienen su origen en la feria de caballerías, ganado y productos del campo que se celebraba en Monzón el 21 septiembre, día en el que baja el telón el verano. Hoy, los festejos se rigen por los cánones comunes a muchas ciudades de mediana entidad: peñas, “chamizos” (locales de las pandillas de jóvenes), charangas, pregones, parque de atracciones, verbenas, conciertos, bailes de madrugada, folklore, revista musical, banda de música, homenaje a los mayores, ofrenda al patrón, fuegos de artificio, “pobre de mí” y cierre.
Desde el inicio de la década de los ochenta (ya consolidada la democracia y fraguado el movimiento asociacionista de los ciudadanos), el programa del Patronato Municipal de Festejos lleva el marchamo de “sin taquillas”, es decir, verbenas y conciertos gratuitos. Las peñas son innumerables, y las más potentes están agrupadas en el colectivo “Monzón qué demasiao” que organiza los Bailes de Madrugada. Por su parte, la Asociación Recreativa y Cultural “San Mateo” dispone de un impresionante local social y programa de verbenas propio. El domingo anterior a la semana festiva, en la plaza Mayor son coronadas las Zagalas y Zagaletas (representantes de los barrios y los colegios) y se leen los pregones oficial y baturro, y el día de la víspera (martes) el Desfile de Carrozas recorre las principales arterias de la ciudad.
SANTA BARBARA, LA "FIESTA PEQUEÑA":
El calendario religioso dedica el 4 de diciembre a Santa Bárbara, patrona de Monzón por los motivos apuntados en el párrafo dedicado al Bautizo del Alcalde. La fiesta, sin embargo, pasa hoy prácticamente desapercibida a efectos laborales y de programación de verbenas porque estos aspectos son monopolio de San Mateo. Así, los nuevos tiempos han configurado un guión vespertino que aglutina tres actos bien dispares: el Bautizo del Alcalde, el encendido oficial de la luminaria navideña por las autoridades (fruto de la colaboración del Ayuntamiento y la Asociación de Comercio) y la inauguración del Belén Monumental de Monzón y el Cinca Medio de la Asociación Belenista “Isaac Lumbierres” (montaje que se puede visitar hasta el Día de Reyes, y que tiene gran eco social y mediático por sus dimensiones, la riqueza del decorado y la variedad de figuras; en el apartado “Cultura” hay más información).
A las nueve de la noche, Monzón despide a Santa Bárbara con fuegos artificiales y el “Toro de Fuego”, tradición esta última en la que no peligra la vida de ningún astado: una persona empuja un armatoste de madera que emula a un toro y va cargado de elementos pirotécnicos, y los más atrevidos lo citan y corretean a su lado. Y no hay más. La aclaración viene a cuento porque no será la primera vez que una revista de defensa de los animales nombra a Monzón como “ciudad en la que se tortura a las reses”. Tal gazapo no debe volver a colarse en ninguna redacción.
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